miércoles, 9 de junio de 2010

Imlil

La pista de tierra que viene desde Asni se deshilacha en mil senderos que se enredan sin sentido entre un centenar casas repartidas a ambos lados del valle. Estamos en Imlil, al pie del Alto Atlas.








En Imlil no hay tiempo para parar. Los vistantes son asaltados con miles de propuestas antes, tan siquiera, de haber cerrado la puerta del taxi.



En la calle principal, llena de hombres, todos gritan continuamente en varios idiomas, reclamando atención para sus mercancias.

En otras calles los niños, con ropa rota, juegan al futbol ajenos a todo lo demás. Mientras las mujeres transportan el alimento para las mulas, que pacen en cualquier rincón.



Pero desde donde nos encontramos solo se escucha el rumor del río y, al fondo, se ven las cumbres nevadas.



El tiempo pasa, ahora sin prisa, y por un momento empezamos a pensar en lo que vendrá los días siguientes: la aproximación al refugio Neltner y el (intento de) ascenso al Toubkal y otras cumbres cercanas.





Pero hay que aprender a disfrutar de cada momento y de cada lugar. Así que ahora seguiremos aprovechando la tranquilidad y el silencio que es tan dificil de conseguir en Marruecos.





Mañana veremos... mañana.

3 comentarios:

Sandra dijo...

Aquí empezamos a adaptarnos, regateamos para comprar unos gorros calentitos para las próximas ascensiones, empezamos a tomar té con avispas, mermelada de segunda mano...
La estancia en casa de Mohamed "fácil" es tranquila y la comida es la última buena que haremos en los próximos... 5 dias??

Juan dijo...

¿Empezamos a adaptarnos?
... Sandra regateaba como un autentico moro !!!
ay, ay, estuvimos media hora para pagar 5 dirhams menos por cada gorro ( menos de 50 centimos de €uro), pero al final se salió con la suya.

Sandra dijo...
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