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miércoles, 28 de octubre de 2009
miércoles, 14 de octubre de 2009
viernes, 2 de octubre de 2009
Mulhacén y La Alcazaba
Capileira es un pueblo a casi de 1.500 metros, al pie de altas montañas, mimado por el sol y por el mar. Un puñado de casas de paredes blancas y tejados planos.
Es mayo y, desde Capileira, todavía se pueden ver muchas manchas blancas.
La montaña bosteza y se despereza mientras se sacude su gorro de invierno.
En los más altos picos no. Allí la montaña todavía tendrá que esperar un poco para ver llegar el verano. No hay prisa, tiene todo el tiempo del mundo.
Mayo es demasiado tarde para tener buena nieve y demasiado pronto para poder despreocuparse de ella.
Sierra Nevada no es el mejor lugar para celebrar un cumpleaños y tampoco para despedir a un amigo que no termina de enredar en nuestras cabezas.
Y sin embargo aquí estamos.
Casi sin darnos cuenta nos hemos colgado la mochila y una parte del camino ya esta a nuestras espaldas.
Volvemos la mirada atrás sin saber muy bien que llevaremos en la cabeza cuando volvamos.
Y, aunque alrededor de Capileira no paramos de encontrarnos con grupos de senderistas, no podemos quitarnos la sensación de estar más solos que nunca.
El Barranco del Poqueira, un balcón colgado de la montaña, le saca la lengua al Mediterraneo y acuna su río sin poder retenerlo.
Es un lugar donde la vida se abre paso, temblando.
También es un lugar de donde la vida se escapa, río abajo.
El final de cada día es el principio del siguiente y el refugio de Poqueira es un hotel de lujo en el camino.
Estamos muy lejos del Pirineo y aquí el ritmo de vida es distinto, todas las comodidades están disponible a módico precio. Probablemente esto tiene que ver con la fea herida que cruza la cara de Sierra Nevada: la carretera de la montaña no pasa lejos del refugio de Poqueira y, aunque ahora esta cerrada al tráfico, siguiendo su trazado se puede llegar a la cumbre del Veleta.
Por la mañana la nieve esta dura, la sombra todavía cubre el fondo del valle. La sensación de frío se atenúa cuando apretamos el paso.
El hielo protesta bajo los crampones. Es un sonido familiar y agradable.
En nuestro camino hacia el Collado del Ciervo pasamos cerca del refugio de la Caldera. Cualquier cosa se puede convertir en un refugio en Sierra Nevada. Un antiguo cortijo o una cabaña de pastores, da igual.
Se arregla con el mismo entusiasmo con el que se olvida y abandona para siempre.
La altura empieza a pesar en el pecho. Al llegar al Collado del Ciervo paramos para respirar y nos columpiamos sobre el abismo con curiosidad.
Otro bocanada de aire y seguimos jugando a ver quien llega más alto. Solo un poquito más.
Estamos en la cumbre de la montaña más alta de la península (3.481 m), un tesoro para los coleccionistas.
Pero la altura de una montaña no siempre se puede medir en metros y la verdad es que a nosotros nos ha dejado un poco fríos. No podemos dejar de preguntarnos a que Virgen estará dedicada esta romería.
El valle de las Siete Lagunas es la cara B del mismo disco. Se respira el silencio.
La Alcazaba espera paciente a los pocos que quieran visitarla.
Un fácil corredor de nieve nos pone en la antecima. Desde allí la cumbre de La Alcazaba esta a tiro de piedra, solitaria.
El día se va apagando.
La noche en Sierra Nevada es larga y fría. Y estrellada ...como la nuestra.
Es mayo y, desde Capileira, todavía se pueden ver muchas manchas blancas.
La montaña bosteza y se despereza mientras se sacude su gorro de invierno.
En los más altos picos no. Allí la montaña todavía tendrá que esperar un poco para ver llegar el verano. No hay prisa, tiene todo el tiempo del mundo.
De Sierra Nevada.Mulhacen |
Mayo es demasiado tarde para tener buena nieve y demasiado pronto para poder despreocuparse de ella.
Sierra Nevada no es el mejor lugar para celebrar un cumpleaños y tampoco para despedir a un amigo que no termina de enredar en nuestras cabezas.
Y sin embargo aquí estamos.
De Sierra Nevada.Mulhacen |
Casi sin darnos cuenta nos hemos colgado la mochila y una parte del camino ya esta a nuestras espaldas.
Volvemos la mirada atrás sin saber muy bien que llevaremos en la cabeza cuando volvamos.
Y, aunque alrededor de Capileira no paramos de encontrarnos con grupos de senderistas, no podemos quitarnos la sensación de estar más solos que nunca.
De Sierra Nevada.Mulhacen |
El Barranco del Poqueira, un balcón colgado de la montaña, le saca la lengua al Mediterraneo y acuna su río sin poder retenerlo.
Es un lugar donde la vida se abre paso, temblando.
De Sierra Nevada.Mulhacen |
También es un lugar de donde la vida se escapa, río abajo.
De Sierra Nevada.Mulhacen |
El final de cada día es el principio del siguiente y el refugio de Poqueira es un hotel de lujo en el camino.
Estamos muy lejos del Pirineo y aquí el ritmo de vida es distinto, todas las comodidades están disponible a módico precio. Probablemente esto tiene que ver con la fea herida que cruza la cara de Sierra Nevada: la carretera de la montaña no pasa lejos del refugio de Poqueira y, aunque ahora esta cerrada al tráfico, siguiendo su trazado se puede llegar a la cumbre del Veleta.
De Sierra Nevada.Mulhacen |
Por la mañana la nieve esta dura, la sombra todavía cubre el fondo del valle. La sensación de frío se atenúa cuando apretamos el paso.
El hielo protesta bajo los crampones. Es un sonido familiar y agradable.
De Sierra Nevada.Mulhacen |
En nuestro camino hacia el Collado del Ciervo pasamos cerca del refugio de la Caldera. Cualquier cosa se puede convertir en un refugio en Sierra Nevada. Un antiguo cortijo o una cabaña de pastores, da igual.
Se arregla con el mismo entusiasmo con el que se olvida y abandona para siempre.
De Sierra Nevada.Mulhacen |
La altura empieza a pesar en el pecho. Al llegar al Collado del Ciervo paramos para respirar y nos columpiamos sobre el abismo con curiosidad.
De Sierra Nevada.Mulhacen |
De Sierra Nevada.Mulhacen |
Otro bocanada de aire y seguimos jugando a ver quien llega más alto. Solo un poquito más.
De Sierra Nevada.Mulhacen |
Estamos en la cumbre de la montaña más alta de la península (3.481 m), un tesoro para los coleccionistas.
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Pero la altura de una montaña no siempre se puede medir en metros y la verdad es que a nosotros nos ha dejado un poco fríos. No podemos dejar de preguntarnos a que Virgen estará dedicada esta romería.
De Sierra Nevada.Mulhacen |
El valle de las Siete Lagunas es la cara B del mismo disco. Se respira el silencio.
De Sierra Nevada.Mulhacen |
De Sierra Nevada.Mulhacen |
La Alcazaba espera paciente a los pocos que quieran visitarla.
Un fácil corredor de nieve nos pone en la antecima. Desde allí la cumbre de La Alcazaba esta a tiro de piedra, solitaria.
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El día se va apagando.
La noche en Sierra Nevada es larga y fría. Y estrellada ...como la nuestra.
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Etiquetas:
Actividades.2009,
Sierra Nevada
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