Ya le teníamos ganas a la nieve y con las primeras nevadas de la temporada ya nos estábamos frotando las manos. Preparamos nuestros piolets y decidimos acercarnos al puerto de La Quesera. Si había demasiada nieve no podríamos subir en coche hasta el puerto y si había demasiado poca no podríamos hacer demasiado, pero, así, evitábamos los problemas de aparcamiento y los atascos de Navacerrada y Cotos...
El sábado 29 de diciembre todo estaba listo para nuestro estreno de la temporada de nieve. Aunque encontramos bastantes neveros en la carretera de subida al puerto fuimos capaces de llegar y desde allí subimos a la Peña de la Silla. Las vistas eran estupendas: el blanco le sienta muy bien a la sierra de Ayllón!
Desde la Peña de la Silla divisamos el Pico Lobo.
Las aristas del macizo del Lobo ofrecen buenas posibilidades para la práctica del alpinismo pero es la Cresta del Dragón con sus vertientes vertiginosas la que ofrecen mayores posibilidades. Seguir el cordal sin nieve ya requiere cierta destreza en montaña para afrontar las continuas trepadas pero atacar la cresta desde cualquiera de sus vertientes con nieve se convierte en una actividad mucho más complicada. Desde el puerto de La Quesera fijamos nuestra atención en varias canales de la Cresta del Dragón: la cara noroeste de La Tiñosa y la oeste de La Cárcava.
Aunque las ascensiones más complicadas estan en la vertiente este, desde el Parque Natural de Tejera Negra. Como es habitual en la sierra de Ayllón el principal problema es la accesibilidad.
Empezamos con La Tiñosa, que era la vía más sencilla y corta. La ascensión fue estupenda pero la nieve no se había consolidado aún y en algunos tramos nos hundimos hasta la cintura.
No tardamos mucho en alcanzar la cima. Ninguna persona en muchos kilómetros y la sierra de Ayllón, totalmente blanca, a nuestros pies.
Al norte teníamos el Parrejón y la Buitrera, presidiendo los valles glaciares del Zarzas y del Lillas, que, orientados al sur, no habían podido retener las primeras nieves. El Ocejón siempre presente en el sur, ya había empezado a acumular la nieve que le da los únicos meses de paz.
De La Tiñosa bajamos por la cara sur, sin nieve pero resbaladiza por la fina capa de hielo que la cubría.
Para entonces el frío había empezado a apretar y dejamos para otro día la cara oeste de La Cárcava. No queríamos acabar muy tarde, nos quedaba un largo camino de vuelta y en Guadalajara nos esperaban para una merecida cena de Navidad del club. El año termina pero tenemos toda la temporada por delante.