Siguiendo, como siempre, la filosofía be quick or be dead solo teníamos un billete de avión a El Calafate, unas mochilas con poco material, unos sacos de dormir y una tienda ligera.
Al llegar al Aeroparque Newbery nos encontramos con la primera sorpresa: habían cambiado la hora del vuelo y llegábamos una hora tarde (debe ser bastante normal en Argentina)... "afortunadamente" el vuelo llevaba retraso y no había salido "todavía". Después de 8 horas en el aeroparque nos informaron que el vuelo había sido cancelado hasta el día siguiente.
Por lo menos nosotros pudimos pasar la noche en nuestro apartamento de Buenos Aires... la mayoría de la gente durmió en los pasillos del aereoparque.
A las 5:00 del día siguiente ya estábamos de nuevo allí sin tener confirmación de que el vuelo hubiera sido reprogramado.
Finalmente volábamos a las 11:00.
La Patagonia también es recorrer cientos de kilómetros por pistas de ripio sin encontrar ni un alma, sin pueblos... Para llegar a El Chaltén hay que hacer 240 km así que nuestra primera misión en El Calafate era alquilar un coche.
Después de hacer los papeleos en el aeropuerto de El Calafate nos dicen que no podemos pagar con una tarjeta de crédito sin "relieve"... no nos lo podíamos creer. Media hora después conseguíamos, con muchos esfuerzos, un taxi que llegaba a un aeropuerto totalmente desierto.
Al llegar a El Calafate era la hora de la comida y todos las empresas de alquiler de coches estaban cerradas... Empezábamos a pensar que nos pasaríamos todo el viaje de un lado a otro sin conseguir. Por nuestra cabeza pasaron Las Doce Pruebas de Asterix.
Y que tampoco seríamos capaces de volver a Buenos Aires y nos pasaríamos el resto de nuestra vida dando vueltas por El Calafate... entonces nuestra suerte cambio: encontramos un lugar (mucho más barato por cierto) donde consiguieron solventar el problema de la tarjeta sin relieve. ¡Con una fotocopia!
Sin creérnoslo todavía nos pusimos en marcha. Teníamos 240 kilómetros por delante... pero en cuanto nos alejamos de El Calafate y nos concentramos en el paisaje empezamos a ver cosas increíbles: el Lago Argentino y el Lago Viedma.
Y a más de 200 kilómetros se veía la inmensa mole del macizo del Fitz Roy y el Cerro Torre!
De repente se nos habían olvidado todos los problemas que habíamos tenido para llegar hasta allí.
Por fin podiamos disfrutar de la Patagonía!
Durante el viaje hicimos varias paradas en las orillas del Lago Viedma.
Estaba todo lleno de bichos raros y todo nos llamaba la atención.
Ya a oscuras colocamos nuestra esterilla y nuestro saco y nos fuimos a dormir... Y a la mañana siguiente, al despertar, nos encontramos con esto!
¿Alguien ha estado en algún hotel con mejores vistas?
;-)