miércoles, 13 de junio de 2007

A vueltas por el Pirineo

Teníamos pensado despedirnos de la temporada de nieve por todo lo grande: una semana completa en el Pirineo sin bajar a tocar tierra !!!

Dormiríamos en refugios ( o en donde fuese), pasaríamos frío, haríamos muchos kilómetros y mucho desnivel siempre con pesadas mochilas, no tendríamos la posibilidad de lavarnos como es debido en mucho tiempo... algunos no sabían lo que les esperaba, otros sonreían en silencio.

No a todo el mundo le pareció la mejor manera de pasar unas vacaciones, pero nosotros sabiamos que íbamos a a tener una experiencia alucinante. La "playa" y el "descanso" nos traía sin cuidado.

El plan consistía en salir el domingo 3 de junio de San Nicolás de Bujaruelo y llegar hasta el Taillón por el lado francés, después llegar al refugio de Goriz desde donde intentaríamos el Monte Perdido. La vuelta la haríamos directamente por el valle de Ordesa, por la faja de Pelay. Cinco días en total en los que visitaríamos lugares como el Circo de Gavarnie o la Brecha de Rolando y coronaríamos la cumbre de algunas de las montañas más altas del Pirineo como el Monte Perdido y el Taillón.



Como ya va siendo costumbre, este año Víctor no podía acompañarnos durante todo el circuito pero no estaba dispuesto a perderse la oportunidad. Debíamos buscar la manera de encontrarnos en algún punto del inmenso macizo del Monte Perdido: la cita sería el martes 5 de junio en el refugio de Goriz. Hasta ese momento no tendríamos garantías de poder comunicarnos y cada uno debía confiar en que el otro fuera capaz de llegar hasta allí ( a pesar de las tormentas, la niebla y las nevadas).

Al final obtuvimos como resultado un plan cumplido a medias, alguna bronquitis, unos kilos menos y muchos buenos momentos. Coronamos el Taillón pero no fuimos capaces de subir el Monte Perdido, conseguimos reunirnos todos en Goriz pero un pequeño retraso hizo que saltaran las alarmas y que faltase muy poco para que el helicóptero de la Guardia Civil nos buscase por toda la montaña, estuvimos en algunos de los sitios más increíbles que existen pero perdimos la mayoría de las fotos cuando nuestra cámara voló 60 metros hacia un glaciar... a todos nos quedo la impresión de poder haber hecho mucho más y, sin embargo, también pudimos hacer mucho menos.

Hicimos cumbre en nuestra primer tresmil (Taillón) y fuimos capaces de completar la travesía gracias a nuestra cabezonería, fuerza de voluntad y preparación técnica.

Fallamos en otros objetivos clave debido a nuestra pobre preparación física y mental necesaria para soportar el esfuerzo mantenido durante 5 días en lugar tan hostil ( frío, mala alimentación, falta de sueño, etc).

Aquí tenéis la crónica de esta historia...


Sábado 2 Junio
Llegada y visita al valle de Otal

El sábado viajamos a Ordesa. Teníamos pensado descansar un poco antes del palizón que sabíamos que nos íbamos a dar, asi que solo queríamos echarle un vistazo al inicio y al final del circuito que íbamos a recorrer ( San Nicolás de Bujaruelo y la Pradera de Ordesa) y dar un pequeño paseo.

Llegamos a Linás de Broto a las 2 de la tarde, descargamos nuestros bultos en el Último Bucardo, donde íbamos a pasar la noche, y nos dirigimos a Torla. Pasamos un rato en la Pradera de Ordesa tumbados al sol antes de ir hasta San Nicolás de Bujaruelo desde donde iniciamos un paseo a pie hasta el valle de Otal.

Cenamos y disfrutamos de la último ducha que íbamos a tomar en 5 días ...

Domingo 3 Junio
San Nicolás de Bujaruelo - Sarradets

El domingo nos levantamos pronto. Después de pasadas experiencias no nos fiábamos mucho de los tiempos estimados que se aparecen en los carteles del parque ni tampoco de los de la guia alpina.

Después del desayuno y de un breve viaje en coche de Linás de Broto a San Nicolás empezamos a andar. El ambiente era bueno y el tiempo inmejorable.

No hubo sorpresas durante el camino y alcanzamos el puerto de Bujaruelo según lo previsto. Seguíamos bastante frescos después de casi cuatro horas de marcha y casi 1000 metros de desnivel y el peso de nuestras de las mochilas había sido la única molestia en este tramo.

Fue después, tras rodear la base del Taillón y comenzar la ascensión al glaciar del Taillón, cuando empezamos a sentirnos cansados de verdad. La pendiente se hizo muy pronunciada y tiramos de piolet para terminar la ascensión. Cuando llegamos al collado de Sarradets no nos los creíamos. Después de tantos "ya queda poco" nos quedamos con la boca abierta cuando ante nosotros se presento la Brecha de Rolando y el Circo de Gavarnie en todo su esplendor. Bajo la Brecha se encontraba el refugio.



Cuando llegamos todavía era pronto ( las 18:00) y nos quedaba tiempo para colocar nuestras cosas antes de la cena. Rápidamente nos dimos cuenta de algunos inconvenientes del lugar: no había agua corriente y para ir al baño había que rodear el refugio por una superficie totalmente helada.

Por allí andaban también varios grupos de catalanes, italianos y franceses que nos animaron la cena... y el resto de la noche, los italianos roncaban como demonios !!

Lunes 4 Junio
Sarradets - Circo de Gavarnie - Sarradets

El lunes 4 de junio
nos pasamos casi todo el día metidos en las literas esperando a que pasase el mal tiempo... fue el día de la marmota!!

Por la mañana salimos sin prisa hacia el Circo de Gavarnie. Delante de nosotros iba un grupo de franceses muy jóvenes con unos pantalones muy cortos. Al verlos nos sonreímos por que hacia un frío bastante intenso y el tiempo no tenia pinta de mejorar. Les dimos cierta ventaja y pronto desaparecieron en dirección al Circo. Nosotros echábamos fotos y curioseábamos aquí y allá ... al fin y al cabo ese día debía servir para reponernos del cansancio del día anterior y solo teníamos pensado hacer una visita al Circo de Gavarnie. Por la cabeza de alguno pasaba la idea de estar un par de horitas tumbados panza arriba tomando el solecito, pero lo que al final sucedió fue muy distinto.

La niebla se hizo más densa sobre el Circo y no era posible ver nada. Como nuestra idea era ver el Circo nos quedamos esperando a que la niebla levantase pero cada vez se hacia más intensa. Por aburrimiento miramos, por quinta vez, si teníamos cobertura en nuestros teléfonos ( en el refugio no había) y pudimos hacer unas llamadas a nuestras familias.

También llamamos a Víctor. Ese día él llegaría a la Pradera de Ordesa para caminar hasta Goriz donde nos pensaba esperar para subir, ya todos juntos, al Monte Perdido. Queríamos saber si todos iba según lo previsto pero no nos cogió el teléfono.

Ya no sabíamos que más hacer y el tiempo seguía empeorando, había empezado a llover ligeramente y hacia más frió. El picnic que nos habían vendido en Sarradets distaba mucho del bocadillo de lomo que nos habíamos preparado nosotros para el día anterior. Un par de sandwiches y unas barritas energéticas no nos parecía lo más apetitoso del mundo así que decidimos volver al refugio para comer caliente.

Pasamos el resto del día en el refugio. La niebla se había comido completamente la pradera de Sarradets y la nieve caía copiosamente. No quedaba nadie más en el refugio y había poco que hacer así que pasamos el tiempo hablando y durmiendo. Solo a última hora pudimos salir, aprovechando 20 minutos de buen tiempo, para hacer algunas fotos antes de cenar.


Martes 5 Junio
Sarradets - Brecha de Rolando - Taillón - Brecha - Goriz

La mañana amaneció fría y despejada. Después de un día de inactividad era lo mejor que nos podía pasar... no nos imaginábamos el día que nos esperaba !!!

Desayunamos, recogimos todo y nos calzamos los crampones en la entrada del refugio ( había nieve congelada a un paso de la puerta y el guardia del refugio se cayó al salir al baño... después le seguimos otros!!).

Nos encaminamos hacia la Brecha de Rolando. La ascensión fue mucho menos dura de lo esperado ( quizá por el día de descanso) y en poco tiempo nos encontrábamos entre el Casco de Marboré y la Punta de Bazillac. Habíamos entrado a España por la puerta grande !!!



El tiempo ya no era tan bueno y empezaron a verse nubes oscuras en valles lejanos del Pirineo francés y también en Ordesa. Todos nos acordamos del tiempo que había hecho el día anterior pero nadie quiso decir nada.

Después de las fotos de rigor nos pegamos a la Punta de Bazillac por el lado español y progresamos hacia el Taillón. Varios veces cayó nieve y hielo que se desprendía de las paredes de la Punta de Bazillac, así que intentamos pasar esa zona la antes posible y en silencio. Pronto llegamos a la Falsa Brecha y, en el Dedo, dejamos nuestras pesadas mochilas. Para la ascensión solo llevamos un bastón, crampones, piolet, frontal y cámara de fotos. En el Dedo quedo nuestra ropa de abrigo, nuestra capa impermeable, el agua... empezaba la fiesta !!!



Superamos el Dedo por el lado francés sobre una terraza que cuelga sobre el glaciar del Taillón. Varios cientos de metros de roca vertical se encontraban bajo nuestros pies. Depués superamos un pequeños resalte de roca por el lado español que nos dejo sobre la arista que nos llevaría directamente a la cumbre. La arista, muy estrecha al principio, estaba llena de cornisas que volaban sobre el lado francés unas veces y sobre el español otras. Poco a poco se fue ensanchando dándonos así más seguridad. Lo peor había pasado.

Lo único que nos separaba de la cumbre ahora era la intensa niebla que nos había empezado a cubrir, nuevamente apretamos el paso... y llegamos. No encontramos vértice geodésico ni nada parecido ( a lo mejor estaba bajo la nieve), pero recorrimos toda la cresta cimera observando la impresionante caída por la cara norte. La visibilidad era buena a corta distancia pero ya no se podía ver nada a lo lejos, nos quedamos sin las vistas del Vignemale, Balaitus o el Circo de Garvanie. Una pena !!

Con un tiempo tan inestable bajamos lo más deprisa posible y cuando llegamos al Dedo la niebla ya era muy densa y había empezado a nevar. Recogimos nuestras mochilas y salimos en busca de algún lugar un poco más resguardado. Comimos cerca de la Brecha de Rolando lo más rápido posible nuestros sandwiches y nos metimos las barritas energéticas en los bolsillos para poder seguir comiendo sin tener que parar. El tiempo se estaba poniendo muy feo y todavía nos quedaba mucho camino por delante. Si el temporal nos cogía a medio camino no habría posibilidad de dar marcha atrás, así que continuamos hacia Goriz sin perder más tiempo.

Después de pasar el pasos de los Sarrios seguimos unas huellas que nos condujeron a una escarpada pared sobre los llanos de Millaris. Allí mismo nos quitamos los crampones para poder bajar por la pared de piedra más cómodamente. En ese momento la cámara de fotos que estaba enganchada al cinturón de la mochila de Sandra salio disparada y voló durante unos interminables segundos antes de llegar al suelo. Nos miramos con cara de tonto.

Aunque la cámara no se veía desde arriba, después de la destrepada, la pudimos recuperar. Las "labores de rescate" no sirvieron de mucho, la cámara y las fotos que habíamos hecho con ella se habían perdido.

Con las caras un poco largas seguimos hasta el cuello de Millares buscando la faja Luenga. La lluvia apretaba todavía más e íbamos bastante justos de tiempo.

Para nuestra desgracia el camino de la faja luenga desde el cuello de Millaris no estaba nada claro y emprendimos la marcha hacia Goriz por el único camino que nos pareció razonable. Se nos hizo interminable, un laberinto de cornisas a diferentes alturas se cruzaban y separaban continuamente, las proporciones de aquel valle nos parecieron infinitas. Nosotros seguimos recto en todo momento, esperando que el camino que habíamos elegido nos llevara hasta el refugio de Goriz... y llegamos. Después de mucho caminar llegamos al final del camino, abajo, a cientos de metros, vimos el refugio. Las paredes eran bastante verticales, así que tuvimos que deshacer gran parte del camino a regañadientes buscando una forma de bajar. Por lo menos la lluvia había cesado.

Nuestra llegada fue apoteósica, todo el mundo en el refugio se acerco para vernos. Víctor había dicho que debíamos llegar pronto y estaba un poco preocupado. Habían llamado a Sarradets, a Torla y a nuestros teléfonos móviles. Eran las 20:45 y se preparaban para salir a buscarnos...
Después de 11 horas de marcha, de 1000 metros de desnivel y de muchos litros de agua sobre nuestras cabezas, aquello no nos pareció divertido.

En el refugio de Goriz fueron muy amables y nos dieron de cenar ( la hora de la cena son las 19:00). Sin tiempo para recoger el equipo, acabamos hablando del plan del día siguiente en el salón, a la luz de nuestros frontales... a las 22:30 las luces del refugio de Goriz hacia tiempo que estaban apagadas.

Miércoles 6 Junio
Goriz - Monte Perdido - Goriz

La noche había sido horrible. En una habitación de un refugio de montaña con casi 30 personas no siempre es fácil reconocer el origen cada ruido y algunos nos pasamos la noche entera intentando no escucharlos. Cuando nos levantamos ya habían salido varios grupos de personas a distintas horas y llevábamos dos horas dando vueltas en el saco. No es la mejor forma de pasar la noche pero es la única que había.

Nos reunimos en el desayuno, el equipo estaba al fin al completo (Víctor, Rosi, Sandra y Juan) y se podían esperar muchas cosas buenas de ese dia. Había buenas vibraciones después de todo, aunque todo el mundo estaba bastante cansado.

Comenzamos a subir por las pedreras que hay detrás del refugio de Goriz buscando el barranco de Goriz. La idea era subir por la ruta normal: Goriz - Lago Helado - Monte Perdido. Pronto vimos a algunos grupos que habían salido del refugio antes que nosotros: los que no llevaban piolet, los que no llevaban crampones, los que cogían el piolet como si fuese un matamoscas... muchos ya emprendían la retirada, parecía que si llegábamos a la cumbre seriamos los únicos ese día.

Desafortunadamente no llegamos. La combinación de mal tiempo, cansancio y falta de fuerza de voluntad hizo que nos volviésemos con el rabo entre las patas ( las cabritas no tenemos piernas ;-).

Cuando llegamos a los 2850 metros ( justo por debajo del Lago Helado) la niebla se hizo tan densa que no se podía ver a más de 10 metros. Nos sentamos durante una hora y media a esperar a que la niebla levantase. La temperatura había bajado mucho y, con mucha pena, emprendimos la retirada.

Cuando llegamos a los 2500 metros la niebla había quedado ya muy arriba y paramos para quitarnos los crampones y guardar el piolet. También aprovechamos para hacer un poco el tonto y hacer unas llamadas por teléfono... y entonces sucedió: la niebla que cubría el Lago Helado y el Monte Perdido desapareció lentamente. Quedaban horas de luz suficientes para volver a subir y teníamos cobertura para llamar al refugio para que no nos esperasen para la cena. ¡¡¡ Era perfecto !!!

Pero subir los 350 metros que ya habíamos descendidos no era lo que más nos apetecía, quedarnos sin cena tampoco nos hacia mucha ilusión... al final tomamos la opción más cómoda (cosa muy poco comprensible para personas que van a la montaña, alguien que quiere comodidad no anda dos días para llegar al refugio de Goriz y luego se vuelve para no subir la última cuestecita). Algunos bajaron apesadumbrados sabiendo que habíamos perdido nuestra oportunidad, otros ni siquiera querían pensar que la oportunidad había existido.

Jueves 7 Junio
Goriz - La Pradera por la Faja de Pelay

La última noche en Goriz fue mucho más tranquila, apenas quedaba gente en nuestra habitación y dormimos toda la noche de un tirón.

La vuelta a la Pradera la quisimos hacer por la faja de Pelay. El camino por este lado es sensiblemente más largo pero las vistas merecen la pena.







Finalmente llegamos a Ordesa sin pena ni gloria, con mucho cansancio y bastante mierda.


Después...

Después de nuestra vuelta de cinco días por la montaña llegamos agotados. Desde La Pradera de Ordesa nos faltaba, en teoría, llegar hasta San Nicólas de Bujaruelo (donde teníamos el coche), por lo menos otras cuatro horas más de marcha. Sin embargo Víctor, que tenia su coche en La Pradera, se empeño en llevarnos. Cuando nos dejo en San Nicolás eran las 8 y a él aún le quedaba más de 4 horas en coche para llegar a Guadalajara y toda la noche trabajando. Se marcho agotado, con bronquitis y sin tiempo para cenar o ducharse antes del trabajo y, aun así, insistió en perder media hora para llevarnos a nuestro coche... Gracias Víctor !!!!

El tiempo que nos quedaba estuvimos alojados en Torla, en el refugio Lucien Briet. Una habitación para cuatro personas con un pequeño baño individual nos pareció un lujo exagerado una vez que tomamos de nuevo contacto con la civilización.

La idea era hacer una serie de ascensiones y travesías de un día tomando como base Torla. No lo teníamos muy claro pero habíamos pensado en el Tozal del Mallo, el Cañón de Añisclo, los lagos de La Munia... al final nada de nada !!!

Entre el cansancio, los dolores de tripa, la tos y demás afecciones no tuvimos ganas de hacer nada en serio. Visitando en coche Escuaín, Añisclo y Benasque consumimos los días que nos quedaban.


Conclusiones

Creo que esta experiencia nos ha preparado para el futuro. Sabíamos que a las montañas "grandes" de verdad no se suben tranquilamente y se bajan para llegar a casa a la hora de la comida, pero nos hacia falta probarlo en nuestras propias carnes. La próxima vez nadie se sorprenderá si la única leche que puede beber es leche en polvo, si tiene que pasar toda la noche sin pegar ojo o al encontrarse por la mañana hielo dentro de las botas. Quizá la próxima vez alguno se lo piense dos veces antes de meter en la mochila tantas cosas que antes parecian imprescindibles o intentará poner mejor cara cuando el peso de la mochila haga que le duela todo el cuerpo. Creo que estamos ahora mejor preparados mentalmente para renunciar a todas las comodidades y para aceptar el sacrificio. También hemos aprendido que debemos prepararnos fisicamente para hacer algo así de nuevo.

En cuanto a nuestros objetivos, sobretodo nos peso el no haber podido con el Monte Perdido y, ya cuando bajábamos derrotados, hablamos de sacarnos la espina lo antes posible. Decidimos esperar un tiempo para evitar el verano. En verano no hay apenas nieve y la montaña no ofrece ninguna dificultad. En verano miles de domingueros alcanzan la cima en deportivas, con las manos en los bolsillos y se cuelgan la medalla de haber subido al Monte Perdido... ese no es nuestro estilo.

Esperaremos nuestro momento, cuando haya nieve y hielo, cuando haga frio, cuando nadie nos vea hacerlo. Solo entonces merecera la pena y, aunque no haya ninguna persona para felicitarnos, sabremos que lo que hacemos tiene sentido.